domingo, 11 de febrero de 2007

Porqué no hay alternativas: fusión nuclear

Es otra fuente de energía de la que se dice que resolverá todos los problemas energéticos mundiales en el futuro. Pero lo cierto es que desde que se planteó inicialmente ya se advertía que no iba a estar disponible al menos antes de pasados unos 50 años, y así se continúa diciendo en la actualidad pese a que han pasado más de 30 desde aquel momento. Son muchas las dificultades que presenta el desarrollo de esta energía para poder utilizarse, de manera que muchos expertos ponen en entredicho la conveniencia de continuar con las enormes inversiones destinadas a su investigación y desarrollo, que podrían suponer un inútil derroche de medios y energía. Las complejidades tecnológicas a superar son muy grandes, pues hace falta alcanzar temperaturas superiores a cien millones de grados para que tenga lugar la reacción de fusión, elaborar materiales que puedan resistir las altas temperaturas y la intensa radiación, confinar una cantidad suficiente de núcleos durante un tiempo lo bastante prolongado como para que la energía liberada sea significativamente mayor que la necesaria para calentar y mantener aislado el combustible y, finalmente, desarrollar dispositivos que capturen la energía generada y la conviertan en electricidad, de manera que de todo el proceso se obtenga un balance energético suficientemente positivo.
Los ecologistas afirman que el ITER producirá de 30.000 a 40.000 toneladas de residuos radiactivos, y emitirá una enorme cantidad de tritio, un elemento radiactivo que causa cáncer, enfermedades congénitas y daños genéticos si lo absorbe el cuerpo humano.El reactor ITER no producirá ninguna electricidad de uso ya que se trata de un mecanismo experimental. Se necesitaran, como mínimo, dos generaciones de reactores experimentales -incluyendo el propio ITER- antes de poder construir un prototipo de reactor comercial, lo que supone, como hemos dicho, unos 50 años. El reactor ITER es puramente experimental y no producirá electricidad, al contrario, la consumirá en grandes cantidades, en torno a 100 Megawatios de potencia de base para refrigerar las bobinas superconductoras que contienen el plasma del reactor y 500 Megawatios para calentar el plasma en pulsaciones de tres segundos varias veces al día, una cantidad de electricidad equivalente a la que consume una ciudad como Tarragona en la misma cantidad de tiempo.
Es decir, no hay ninguna garantía de éxito, pues en palabras de la propia industria energética, en el mejor de los casos, lo máximo que se espera de el ITER es un empate: que el reactor genere al menos tanta energía como la que será necesaria para calentar el hidrógeno a esa temperatura. Los científicos intentarán desarrollar a partir de lo que descubran con el ITER un reactor comercial capaz de producir electricidad. No está claro que sea posible y hay muchos que critican esta arriesgada y cara apuesta. Además, el problema no estaría resuelto, pues se generaría electricidad pero su aplicación en los transportes sería extremadamente compleja, por no hablar de cómo se sustituiría el petróleo para la elaboración de miles de productos de uso cotidiano y harto necesario para nuestra forma de vida.
Dos candidaturas se disputaban el
ITER, Japón y Francia. Cadarache, el definitivo emplazamiento, estuvo peleando hasta las últimas semanas por la sede con la localidad japonesa de Rokkasho-Mura. Durante varios años el proyecto ITER se encontraba bloqueado porque los seis países y organizaciones que lo promueven no habían logrado llegar a un acuerdo sobre el lugar de su emplazamiento, lo que retrasó el avance del proyecto.
En resumen, los plazos son demasiado largos teniendo en cuenta que se nos echa encima una recesión sin precedentes, que podría dificultar enormemente, o imposibilitar la consecución del proyecto. El plazo de construcción del reactor es de 10 años y su explotación de otros 20 años, tras los cuales deberá ser desmantelado, una fase que podría alargarse hasta 40 años. A medio camino, hacia el año 2040, se espera que todo esté en condiciones para que la red eléctrica pueda abastecerse de la energía producida por fusión nuclear. Si tuviera éxito, todavía faltarían pasos importantes y mucho tiempo hasta la llegada de reactores comerciales de fusión nuclear, cuya existencia no se prevé antes de 2050.
Pedro Prieto, miembro de AEREN, Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos, declaraba a propósito del ITER: "Proponen el ITER, y lo llaman DEMO, porque de entrada se reconoce que solo será para demostraciones, ensayos y experimentaciones. Igualmente lo podían haber llamado DEMA, por lo demagógico de su propuesta. Pero eso sí, siguen aplicando la constante de los 50 años. No prometen nada hasta estar seguros de que nadie les podrá reclamar responsabilidades ante la historia; todos los que han recibido las ingentes sumas de dinero para alimentar esa entelequia, estarán muertos para esa fecha."

1 comentario:

Anónimo dijo...

mucho a cambio de nada ,eso no existe,ni existirà jamas ,solamente ,si a cambio existe algun gran riesgo,residuo etc ,radiactividad por ejemplo.los cientificos pierden el tiempo,la energia y el dinero,lo que realmente es necesario, es cambiar la mentalidad materialista que nos han inculcado porque esto es el negocio,¿por cuanto tiempo puede ser viable llevar 100 ò mas caballos bajo el culo para transportar por ejemplo 85 kg?