Existen alternativas, pero su desarrollo depende de la disponiblidad de petróleo, y no pueden reemplazar la enorme cantidad de energía que éste suministra.
Según el profesor Richard Heinberg, de la New College of California, hay varias razones por las cuales las alternativas energéticas no pueden suplir al petróleo:
1) Ninguna de estas energías puede reemplazar al petróleo en facilidad de distribución y rendimiento energético
2) Todas estas energías tienen límites de eficiencia, o límites en su distribución, o riesgos en su empleo (que en comparación el petróleo no tiene)
3) El sistema de distribución energética planetario está en función del crudo y optimizado para él. Pasar a otras fuentes de energía implica la reconversión de este esquema de distribución, y también de reelaboración de productos, procesos e industrias enteras
4) Todo esto implicaría cambios sociales que llevan su tiempo. Imponer una nueva tecnología lleva 20-30 años, pero además hay que pensar en la reconversión del entorno energético completo. Si estamos en el Peak, ya es tarde: se calcula que los efectos violentos de la crisis empezarían para aproximadamente 2015
5) "La acción del mercado" no es confiable ni lógica pues depende de los intereses de los inversores, no del cuidado del bien común. A los inversores posiblemente les convenga concentrarse en apuntalar hasta el límite el esquema energético petrolero, que ya está creado, con gasto de infraestructura mínimo, y que por eso requiere menos inversión. ¿Y qué problema hay mientras haya clientes que paguen? Cuando todo se derrumbe, posiblemente la energía alternativa sea opción, pero probablemente sea una opción implementada a medias: las nuevas energías necesitan energía para su desarrollo e implementación, energía que en el momento crítico será escasa.
6) Nuestra mentalidad toma como axioma la existencia de energía barata, de consumo ilimitado. No acepta la existencia de límites y umbrales. Reconvertir el patrón energético de nuestra civilización en función de esos límites implica en el fondo cambiar la sociedad, la economía, la organización política, pues todas dependen de ese patrón.
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